Abogada con trayectoria en la UE dio clases a los alumnos de Traducción
Cuando Elena Fernández estudiaba Derecho, descubrió en un libro al entonces llamado “Mercado Común”, que luego se transformó en la Unión Europea (UE), y se enamoró de la idea de trabajar en una organización que ayudará a la unidad de los países de su continente. Sin embargo, en ese momento le parecía “imposible porque España no pertenecía al Mercado Común, ni se soñaba con que perteneciera”. La abogada, que fue invitada por la Dra. María Brugnini, directora de la carrera de Traducción de la UM, para dar clases, contó su trayectoria en la cantina de Universidad junto al postre uruguayo que eligió para ese día, salchichón de chocolate, al tiempo que afirmó: “Todo lo uruguayo me apasiona”.
Después de la carrera de Derecho, estudió filología francesa, italiana e inglesa. Tiempo después, el Ministerio de Trabajo la contrató y, más adelante, le pidieron que preparara el acervo cultural para la entrada de España a la UE. Para eso, estudió una Maestría en Traducción. Mientras trabajaba en el documento, una traductora del ministerio dejó un recorte de diario sobre su escritorio: era un llamado para juristas lingüistas para trabajar en el tribunal europeo. “Sin dudarlo, me presenté”, contó. Se postularon cinco mil abogados de toda España y fueron elegidos solamente tres. Entre ellos, Fernández.
La siguiente etapa de esta historia transcurre durante más de 30 años en la capital de Bélgica. “A partir de ese momento ha sido una devoción tal por la Unión Europea: trabajar con toda mi fuerza, todo mi entusiasmo, para conservar este espacio europeo que en gran medida está en la mano de los traductores”, afirmó la abogada. Durante sus días en Uruguay, dictó clases a los estudiantes de la Facultad de Humanidades y Educación (FHUM) sobre el rol —esencial, como explicó— de los traductores en la UE.
Aseguró que la UE tiene una influencia jurídica mayor a la de muchos otros organismos internacionales: “Porque tiene una capacidad legislativa y todos los actos jurídicos que emanan de ella se aplican directamente en los estados miembros verdaderamente con una obligación de respetarlos. Y se aplican a los diferentes países de la Unión Europa en la versión traducida. Con lo cual, la función de traductor en Europa es esencial. El traductor ha forjado Europa”.
La española, que luego de varios años en Bruselas regresó a Madrid, desarrolló también frente a los alumnos de FHUM las ideas de su esposo, el estadounidense Eugene Nida. Indicó que la teoría esencial del reconocido lingüista es lo que se denomina “equivalencia dinámica” y explicó: “Quiere decir que para el traductor lo más importante es saber pasar el mensaje de la lengua de partida hacia la lengua de llegada conservando un efecto equivalente en el destinatario con una reacción similar en él y que la expresión —una vez realizada la traducción— resulte cómoda, fácil, exactamente algo que pueda asimilar sin problemas el destinatario”.