“Vivo la educación día a día como el único camino que tienen nuestros niños de cambiar su destino”
Dirigir una escuela en un contexto de alta vulnerabilidad es “un gran desafío”. Así lo definió Paola Ponzoni, directora de la escuela Nº 350 de Casavalle y también alumna del postgrado en Educación en la Universidad de Montevideo (UM), al decidir trabajar allí.
La escuela Nº 350 se encuentra al norte de la capital, en un barrio en situación de vulnerabilidad. Es una escuela a la que asisten niños integrantes de familias en situación de extrema pobreza y que forma parte del Programa APRENDER -Atención Prioritaria en Entornos con Dificultades Estructurales Relativas-, un plan de inclusión educativa que, como define el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) en su web, “procura garantizar el acceso y permanencia de todos los niños en el sistema educativo, así como el logro de aprendizajes de calidad”.
Hace cuatro años que Ponzoni cumple el rol de dirección en esa escuela; sin embargo, hace veintiocho que dedica su vida a la docencia: “Crecí convencida que era lo que quería para mi vida: enseñar y, sobre todo, darle una mano al otro”. Cuenta que desde su infancia siempre lo deseó, hasta lo manifestaba en sus juegos: “Si no era la maestra, no jugaba”, comenta.
Hoy tiene a cargo a 530 niños de primero a sexto año y a un grupo de veinticuatro docentes que la acompañan día a día. Ponzoni explica que ella no intenta inculcar solo contenidos, sino que, desde un enfoque pedagógico, humanizador y social, busca comprometerse “con el cuerpo y el alma, traspasando el programa escolar y dejando una huella” en alumnos y docentes: “Vivo la educación día a día como el único camino que tienen nuestros niños de cambiar su destino”, afirma.
¿Qué consideraciones especiales tuvieron con los maestros y niños, de acuerdo con las medidas sanitarias que impuso el gobierno, ante la vuelta presencial a clases?
Las clases presenciales las reiniciamos el 15 de junio y los niños vienen tres horas por día, dos veces a la semana. Por la gran cantidad de niños, tuvimos que dividirlos: una mitad viene lunes y martes; la otra, jueves y viernes.
La distancia es acorde en las aulas, las medidas de higiene siempre están presentes, al igual que el acatamiento de las familias de no ingresar al local escolar. El día miércoles solo concurrimos los docentes y se hace limpieza a fondo del local escolar. Se cumple estrictamente el protocolo realizado por el CEIP.
¿Cómo fue la comunicación con los padres?
Luego de organizarnos, como siempre, en equipo y a nivel institucional, generamos una comunicación muy fluida con las familias a través de un celular institucional adquirido específicamente por la escuela como consecuencia de la pandemia para enviar información y evacuar dudas. Además, como tenemos servicio de alimentación con entrega de viandas donde concurren diariamente, allí también conversan con los docentes.
También realizamos reuniones con las familias, en especial con los más pequeños. Lo primordial era aclarar dudas y minimizar los miedos que ellos manifestaban comprometiéndonos a darles seguridad dentro del local escolar.
¿Qué reacciones tuvieron los chicos ante la nueva realidad?
Estamos trabajando en un proyecto institucional sobre las emociones. Por tal motivo, planificamos con todo el colectivo que el primer día de clase trabajaríamos sobre cómo se sentían y cómo se sintieron en todo este tiempo que no vinieron a la escuela. Se reflejaron dos emociones bien importantes: alegría y miedo.
Alegría de volver y reencontrarse con los compañeros y los docentes; y miedo de no saber cómo moverse en la escuela ante esta “nueva normalidad”.
Ante esos resultados, ¿qué acciones tomaron?
Tuvimos que trabajar con ellos en cómo íbamos a actuar en nuestra institución y explicarles los cambios que hicimos, por ejemplo, a la hora del recreo, con la merienda, etc.
¿Qué herramientas te brindó el postgrado durante los meses de enseñanza a distancia y para este momento de readaptación a lo presencial?
Yo me siento feliz en el postgrado que nos brinda la UM, ya que me ha permitido crecer profesionalmente, liderar a mi equipo con distintas herramientas innovadoras y compartir realidades diferentes con mis colegas.
Además, fue un gran apoyo en la incertidumbre que vivíamos las primeras semanas de pandemia y me ayudó a reinventarme y poder trasmitirlo a mi equipo de trabajo.
También quiero destacar el profesionalismo, dedicación y compromiso de nuestra directora Dra. Lidia Barboza y de los profesores que tenemos. Es impresionante el impacto y la mirada que trasmiten en sus enseñanzas: te dan apertura y te hacen repensar las prácticas de enseñanza. Me siento muy bien y estoy más que agradecida con la gran posibilidad que me brindaron al seleccionarme y la que me siguen brindando día a día.
Desde el programa de Postgrado: una introspección a la situación
Como punto de partida del aprendizaje entre estudiantes del Postgrado y un informe de retroalimentación de la última “visita virtual de directores pares”, elaborada por una de las profesoras del postgrado, Dra. Raquel Katzkowicz, se puso en evidencia el proceso de transición de la virtualidad a la educación semipresencial. Se diseñó un plan de contingencia con el objetivo claro de mantener y sostener el vínculo afectivo y pedagógico con la mayor cantidad de niños posible, con la consigna de hacerlo “a conciencia”, según comentó la Dra. Lidia Barboza, directora del Postgrado en Educación de la UM.
En cuanto se declaró la pandemia, se realizó una encuesta para averiguar el nivel de conectividad de los niños. Se pudo ver que en 410 hogares no tenían servicio de internet, que solo el 25% de los niños tenían computadores en buen estado, que el 55% tenían computadores rotos o se les había robado y al 20% de los niños de primer año aún no les habían entregado el dispositivo.
Fue en ese momento que los valores institucionales, el trabajo en equipo, el compromiso, la transparencia, la constancia, el respeto y la ayuda entre pares se pudieron constatar, al decir de la directora.
El plan de acción que se generó tuvo algunas líneas estratégicas: planificación por nivel en Google Drive, agenda semanal institucional, guardias presenciales por grado para asegurar la alimentación, planillas de evaluación y seguimiento, reunión semanal por plataforma Meet del equipo profesional, calendarización de las actividades y mantener el proyecto institucional: emocionarte.
En cuanto se retomó la información contextual compartida con los directores pares visitantes, la profesora Raquel Katzkowicz y la directora del postgrado, quedó a luz que la realidad que enfrentaron en la entrada a la virtualidad los llevó a reinventarse semana a semana.
Primero intentaron mantener una comunicación permanente y anunciar que se trabajaría en casa con la consigna de educar, convivir y soñar. En la segunda semana trabajaron con materiales y actividades del MEC; mientras que, en la tercera, tomaron conciencia de las dificultades en la comunicación.
En ese momento, en la Escuela N° 350 de Casavalle resolvieron comprar -por medio de una colecta- un celular institucional e hicieron grupos de WhatsApp por nivel. En las siguientes semanas trabajaron a través de tres modalidades: con la plataforma CREA (32 niños), con el WhatsApp (366 niños) y en formato papel (122 niños). De esta forma lograron vincularse con el 100% de los niños.
“Paola Ponzoni puso énfasis en todo ese período en la supervisión de la enseñanza y de las actividades que estaban desarrollando sus maestras, viendo que se hicieran intervenciones oportunas, que se tuviera comunicación con todas las familias y que se asegurara una secuenciación de los contenidos a enseñar”, explicó Barboza.
La evaluación de los aprendizajes realizada del período abril-mayo arrojó los siguientes resultados: 25% satisfactorio, 40% aceptable y 35% insuficiente.
Luego de este proceso, la escuela tomó la decisión de reformular su misión institucional y expresar que desea “impartir procesos de enseñanza y aprendizajes significativos, valederos y perdurables a nuestros niños en un ambiente confortable, que les ofrezca seguridad y contención”.
Paola Ponzoni pertenece a la segunda generación del Postgrado en Educación de la Facultad de Humanidades y Educación de la UM que otorga el título en “Especialización en Liderazgo, Gestión e Innovación educativa”. Este programa de dos años, que comenzó en el 2017 y ya va por su tercera generación, es de dos años y 100% gratuito gracias al apoyo de Fundación ReachingU y Fundación Beisso Fleurquin.