Ingrid Bernatzky
Ingrid Bernatzky tiene 25 años. Es egresada de la carrera de Contador de la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía. Trabaja para el BID en Estados Unidos. En entrevista para la sección "¿En qué andan?", relata su experiencia laboral y cuenta qué le dejó su paso por la Universidad de Montevideo.
¿Dónde te encuentras trabajando y desde cuándo?
Actualmente y desde el año 2009 trabajo en el Banco Interamericano de Desarrollo, en Washington DC. Llegué a la oficina de Finanzas (equipo de Control Interno) en enero de 2009, luego de aplicar como pasante a un puesto de tres meses. Mi idea inicial era realizar la pasantía y volverme a mi país, pero al finalizar mi contrato el manager que estaba a mi cargo decidió renovarme el contrato y aquí estoy, contentísima de seguir en un trabajo que me gusta mucho, rodeada de personas con tanto potencial.
¿En qué consiste tu trabajo? ¿Cómo es un día común y corriente para ti?
El trabajo es variado, lo cual me encanta. En general la gente piensa que el trabajo de un contador es aburrido, pero en mi caso no. Interactúo mucho con diferentes áreas, lo que me lleva a conocer gente de muchas disciplinas y me enriquezco mucho de este intercambio.
Trabajo en un equipo de 4 personas, contando al “chief” de la unidad, con lo cual la cantidad de trabajo es enorme y todo se vuelve más desafiante. Mucho trabajo más pocos recursos es igual a un gran desafío. El objetivo del área es brindar al CFO de Finanzas, al “board” y al presidente del Banco seguridad razonable de que los controles existentes están correctamente diseñados y testeados. Nuestro target son los estados financieros y, por lo tanto, todo proceso que tenga impacto en ellos está bajo nuestro alcance.
Cada miembro del equipo tiene procesos asignados y cada uno es ‘dueño’ de monitorearlo. Para que quede más claro, algunos de esos procesos son: gastos administrativos, capital, caja, reporte financiero, préstamos, inversiones…
Empiezo a trabajar a las 9 am. Generalmente, el día cuenta con reuniones, ya que los procesos que mencioné engloban varias áreas y personas. En la diaria, siempre surge algún inconveniente o si hay dudas respecto de cómo proceder en determinado momento, las diversas áreas recurren a Control Interno como apoyo. Nosotros no somos dueños de ningún control pero sí brindamos “feedback” y proporcionamos toda la ayuda que sea necesaria para que el resultado sea óptimo y los controles efectivos.
Además de asistir a las reuniones, tengo mis proyectos y trabajo sobre ellos. Por ejemplo: rever un proceso de procedimiento de pago de proveedores (incluir mejoras, detectar errores, sugerir cambios); hacer el “review” anual de los reportes que nos envían las compañías que trabajan con nosotros en el área de custodia, inversiones, fondos de pensión, seguros médicos, etc., y exponer los resultados; relevamiento de “key spreadsheets” usadas en Finanzas y controles asociados para evitar pérdidas de información, entre otros.
El día laboral termina a las 18, salvo en los meses de cierre (enero y febrero), cuando se requieren más horas y, a veces, más días. El grupo de trabajo que me tocó es excelente. Soy la más chica y por esa razón también la que tiene menos experiencia, pero tengo la suerte de estar con grandes profesionales, con grandes capacidades técnicas y humanas. Siempre estoy aprendiendo algo nuevo. Y lo divertido es que al ser tan pocos en el área, todo el tiempo estamos intercambiando información acerca de los procesos que cada uno tiene, nos pedimos ayuda, nos enteramos en qué anda el otro, qué cosas van surgiendo, qué problemas ya se resolvieron, qué está pendiente.
¿Qué te dejó la FCEE de la UM desde un punto de vista personal y profesional? ¿Cómo te preparó para el mercado laboral?
Al tratar de hacer un resumen de mi pasaje por la UM lo primero que pienso es que es imposible, porque el vínculo que me liga a la universidad se ha extendido más allá de mis años de estudio. Entonces, muy a menudo me digo a mí misma que en realidad no es algo que viví y punto, algo del pasado, sino algo que todavía continúa.
Ya hace 3 años desde que me recibí… y son muchos los recuerdos que atesoro. Si me preguntan qué es lo más remarcable de la universidad, se me ocurren tres características que casi siempre repito cuando la recomiendo o animo a otros a que la conozcan: lo primero (y en forma literal porque fue lo primero que tuve la oportunidad de “medir”) es el trato humano que la caracteriza, una manera cordial y educada que percibí desde que entré aquel verano. Y este trato es algo que intenta plasmarse en todo: los profesores, el rector, los administrativos, el personal de limpieza… Lo segundo es el compromiso con la calidad de educación que brinda a sus alumnos, que se plasma en el excelente plantel de profesores del que dispone. Tercero, la gran aspiración de ser siempre –para todos nosotros – un abanico de posibilidades.
Haber pasado por la UM me dio el “empujón” necesario para tomar carrera y lanzarme a cumplir uno de los sueños que tenía de chiquita. Todo se veía tan lejos e imposible al comienzo y sin embargo la preparación que recibí en la universidad me dio buenas herramientas para poder desempeñarme sin miedo donde fuera. Creo que la universidad es muy consciente de que el mercado es muy competitivo y siento que es su meta: formarnos a la medida de las necesidades de la realidad laboral.
Entrevista realizada en marzo del 2012.