Santiago Haretche y Federico Mazzoli
Santiago Haretche y Federico Mazzoli llegaron a la Universidad de Montevideo (UM) en 2009 para estudiar Ingeniería Telemática. Cuando estaban por terminar el 4º año de la carrera, Kristine Laca, representante de Tuck, la Escuela de Negocios de Dartmouth, les dio una charla sobre el convenio entre esa universidad y la UM. “En el momento no tenía pensado hacer un máster, pero me gustó mucho la propuesta”, cuenta Federico.
A través de este programa, los estudiantes de Ingeniería de la UM pueden obtener los dos títulos (en la de la UM y el de Dartmouth) en menos tiempo del que les llevaría hacerlo por separado. Los estudiantes asisten nueve semestres a la UM y tres semestres a Dartmouth.
Aplicaron a Dartmouth y no solo fueron aceptados sino que además recibieron 40% de beca. “En ese momento pensé que tenía la oportunidad de hacerlo y me tiré de cabeza, solo por la experiencia. No tenía ni idea la cantidad de puertas que se me iban a terminar abriendo. No sabía lo conocido que es Dartmouth en EEUU y tampoco lo útil que iba a ser el programa cuando me graduara”, expresa Santiago.
Federico estudió en el colegio Christian Brothers y estuvo en Nueva Zelanda un año antes de empezar la universidad. Por esa razón, el inglés no le parecía un problema. Sin embargo, Santiago estudió en el Colegio Alemán y afirma que siempre fue “de piedra” para los idiomas y que llegó a EEUU con un inglés muy básico, el mínimo para ser admitido, y eso lo asustaba. Sin embargo, afirma que eso nunca fue una barrera. Después de escuchar y hablar en inglés en las clases, los trabajos en grupo y conversaciones con amigos, cuenta que al mes “soñaba” en inglés y a los dos meses pensaba en inglés.
Terminaron el primer semestre de 5º año y en agosto de 2013 viajaron a esta universidad de la Ivy League University donde estudiaron, entre otros, el ex presidente de EEUU Nelson Rockefeller y el actual consejero delegado de General Electric, Jeffrey Immelt, además de tres premios Nobel, ocho premios Pulitzer y otras personalidades destacadas, para vivir lo que Santiago define como “una aventura”.
Entre sus compañeros había graduados de Harvard y Princeton, entre otras prestigiosas universidades, y ambos sienten haber estado al nivel del resto de su clase. “Los alumnos de la UM no tienen nada que envidiarle a los de las mejores universidades en cuanto a la calidad de los cursos”, afirma Federico. Hace unos días, obtuvieron el diploma de Master of Engineering Management.
Dartmouth es una de las universidades más prestigiosas del mundo, ¿qué implicó esta experiencia?
Federico: Cuando estás ahí te das cuenta de por qué tiene el prestigio que tiene. El campus es de los más lindos de EEUU, los profesores son los que escribieron los libros que usas en las clases, y tus compañeros son brillantes. A las clases de Tuck íban a darnos charlas CEOs de las mejores empresas y, por ejemplo, en la ceremonia de graduación dio el discurso el ex Secretario de Energía de EEUU que es premio Nobel de Física.
Santiago: Todas las clases son impresionantes, los profesores no pierden un segundo, tenés dos horas de clase que rinden por diez horas de cualquier otra universidad. Todos los compañeros están 100% preparados. Era un empuje enorme para que uno se metiera a fondo y le agarrara el gustito a pasarse los días enteros estudiando. Se disfrutaba mucho.
Más allá de las clases, todos los contactos que uno hace es algo que hace que valga la pena todo el esfuerzo de ir, estudiar y el esfuerzo económico. Porque salís y tenés contactos en todos lados, gente con la que hiciste trabajos en equipo. Si me decís dos empresas grandes tengo dos o tres nombres a los que puedo llamar con los que establecí una relación personal.
¿Cómo es un día de clases en Dartmouth? ¿Cómo es la vida universitaria?
Federico: Los distintos semestres fueron muy variados respecto a la carga horaria. Al principio era muy demandante, pero más sobre el final teníamos más tiempo para enfocarnos en la búsqueda de trabajo. Algunos días teníamos clases solo de mañana, y nos podíamos ir a esquiar en la tarde.
La vida universitaria es muy distinta a la que vivimos en Uruguay. El hecho de vivir en un pueblo donde prácticamente solo hay estudiantes lo hace muy especial. Estas siempre con amigos de la clase u otros que conoces por el deporte u otra actividad. Es muy divertido.
Tenían compañeros de todo el mundo, ¿qué implica esa experiencia cultural?
Santiago: La escuela de negocios es una de las top 10 de EEUU y además están entre las mejores 15 del mundo. Por esa razón ves a personas de todos los países de Asia, de Europa, de América, de África y de Oceanía. Compañeros de todos los rincones del mundo. Desde Australia, pasando por Nigeria, de todos lados. Y en ese sentido también lo cultural es impresionante porque podés preguntar sobre cosas que ves en la noticias de África a un africano. Conocí un chico de Congo y pude preguntarle cómo ve la gente de ese país lo que hacen los cascos azules uruguayos. Eso es impresionante. Y eso va mucho más allá del programa, establecés conexiones con gente que van a durar toda la vida. Te abre las puertas a muchísimas culturas, a muchísimas realidades y eso te enriquece.
También aprendés cosas sobre otras culturas que te pueden ayudar en los negocios. Estuve con una chica de China cuando estaba en el programa y aprendí muchísimas cosas de las culturas asiáticas. Por ejemplo, en ese país existe la tradición en los negocios de regalar una botella con un tipo de alcohol. Con mentalidad de uruguayo como estoy yendo a trabajar no tomaría pero decir que no es faltarle el respeto a esa persona. Y hay otras muchas cosas que a nosotros nos parecen normales y en otras culturas son muy raras y viceversa. Así que uno las tiene que tener en cuenta cuando va a hacer negocios en otros lugares.
¿Cómo los preparó la UM para cursar estudios en Dartmouth?
Federico: Más que bien. Siempre nos sentimos cómodos con la preparación que tuvimos. Los alumnos de la UM no tienen nada que envidiarle a los de las mejores universidades en cuanto a la calidad de los cursos.
Santiago: Es una pregunta muy interesante porque Dartmouth es muy selectivo y, por ejemplo, tenía compañeros de la India (un país en el que viven 1.400 millones de personas) que son los mejores de sus ciudades. Es extremadamente competitivo. Entonces, al principio te da un poco de miedo decir: “Yo vengo de Uruguay”. La UM me parecía bien pero no sabía qué tan buena era porque no me había comparado con gente de otros lugares y la verdad es que es excelente. La preparación previa estaba a la misma altura o más alta que muchísimos de mis compañeros. Estaba muy bien. Y eso considerando que tenés compañeros de Harvard y de las mejores universidades de EEUU. Mi mejor amigo, un mexicano estadounidense, era de Princeton y yo estaba perfectamente a la altura.
¿Cuáles son las ventajas del convenio de la UM con Dartmouth College y de haber podido estudiar ahí?
Federico: La ventaja más importante es que es una oportunidad de oro para poder estudiar en una universidad de la Ivy League, que te abre muchísimas puertas, tanto por lo que significa en el curriculum, como por las amistades que haces y lo aprendido. También, el máster nos revalidó varias materias y el proyecto de fin de carrera, por lo que terminamos la carrera de Ingeniería Telemática por lo menos ocho meses antes de lo normal.
Santiago: A la hora de empezar a entrevistarme para trabajos en EEUU solo con decir el nombre de la universidad en cualquier entrevista ya tenés como 10 puntos extra. En EEUU siempre te preguntan dónde estudiaste. Cuando respondes Dartmouth todo el mundo te felicita. Además, Dartmouth es una universidad muy selectiva al punto de que de cada diez personas que aplican, aceptan a una. Eso significa que una vez que entrás tenés compañeros de clase que son todos muy estudiosos, muy metidos en lo que están haciendo, que te dan mucho empuje. Eso se transmite muy fácil.
Otra ventaja es el programa Optional Practical Training (OPT) que te ofrecen en la universidad para implementar todo lo que aprendiste en la vida real. Te dan un permiso para trabajar en EEUU durante dos años y medio y durante ese tiempo podés aplicar a una visa de seis años y después a la ciudadanía.
Ahora, ¿qué están haciendo y cuáles son sus planes?
Federico: Gracias a un amigo de Dartmouth, conseguí trabajo como el primer Product Manager (Gerente de Producto) full-time en una startup ubicada en Austin, Texas. Me vine preparando para esta posición hace tiempo, hice una pasantía en Boston de lo mismo, y es un ejemplo del tipo de trabajo que podes conseguir con este título.
El trabajo es 100% remoto, así que estoy viajando por el mundo mientras trabajo. La otra ventaja es que puedo trabajar desde Uruguay, así que pienso volver a fines de este año.
Santiago: Estoy trabajando desde febrero en EEUU para un grupo de empresas de software uruguayo. Tienen más de 200 desarrolladores en Uruguay. Hoy soy el representante de ese grupo de empresas uruguayas en la costa oeste de EEUU. Busco a potenciales clientes que les puedan interesar los servicios que nosotros vendemos. Los contacto, los llamo, me reúno con ellos y después soy el nexo entre la empresa que está desarrollando el proyecto en Uruguay y el cliente que está acá. También hago negocios con empresas que hacen cosas parecidas. Por ejemplo, en este momento estoy negociando con Adobe.
En el trabajo me relaciono con personas que tienen cargos importantes en grandes empresas y, más allá del contacto en sí, aprendo a moverme y busco cómo ser interesante para ellos, cómo agregarles valor. Estoy aprendiendo sobre negocios, algo que no conocía.
En el corto plazo tengo pensado quedarme en EEUU. No sé si me quedaré trabajando con la misma tecnología con la que estoy ahora o me moveré a otras industrias pero teniendo un curso de grado en Ingeniería y teniendo un máster de Dartmouth se te abren muchísimas puertas. En el largo plazo tengo pensado volver a Uruguay. Hace dos años que estoy en EEUU y siempre con el sentimiento es de estar en una aventura.
¿Qué le dirías a un universitario que esté pensando en hacer el máster?
Santiago: Más allá del tema económico, no hay razón para no hacerlo porque te fortalece en todos los sentidos. Te abre las puertas a trabajar en cualquier lugar del mundo. Es distinto llegar a un lugar y decir que venís de Montevideo, que me encanta y sigue siendo mi ciudad favorita, que decir que estudiaste en una universidad de la Ivy League y trabajaste en EEUU. Yo vine de EEUU y no conocía a nadie, era un desastre en inglés y me manejé perfecto. Hoy no me daría miedo irme a cualquier lugar. Aprendí a adaptarme.
Entrevista realizada en junio de 2015.