Una escuela ejemplar bajo la “nueva normalidad”

Mónica Torres, alumna del postgrado en Educación y directora de la Escuela N°47 en el departamento de Flores, relata su experiencia sobre la vuelta a clases
 Foto: cuerpo académico de la escuela N°47 del departamento de Flores

– “No te puedo abrazar” –le dijo Mónica Torres, directora de la Escuela N°47 de la ciudad de Trinidad, a un alumno que, con los brazos abiertos, esperaba a que se acercara – “Pero te abrazo con mi mirada y con mi sonrisa” – agregó.  

Luego de haberse declarado la emergencia sanitaria por Covid-19, las puertas de la escuela se abrieron por primera vez el primero de junio. El objetivo era claro: reintegrar a los alumnos que, durante la suspensión de la presencialidad, habían tenido dificultades con su vinculación. Quince días más tarde, las clases se reiniciaron.  

Torres, que dirige la escuela hace poco más de un año y medio y ejerce la docencia hace más de veinte, forma parte del Postgrado en Educación que ofrece la Facultad de Humanidades y Educación de la UM, dirigido a directores en instituciones educativas.   

Describió que al principio “todo era muy irreal” y que los niños, a pesar de manifestar que estaban contentos por volver a la escuela, parecían “apagados”. Ni sus risas ni sus conversaciones espontáneas se escuchaban. Sin embargo, comentó que poco a poco, y con un gran trabajo del equipo docente, los niños empezaron a sacarse los barbijos en el aula –siempre y cuando la distancia se mantuviese–, volvieron a mirarse entre sí, a charlas y reír: “La escuela comenzó a parecerse a la que todos conocemos”, manifestó la directora.  

El amor que Torres siente por la educación lo descubrió en 1998 cuando comenzó sus prácticas en una escuela ubicada en la periferia de la ciudad: “Inmediatamente me enamoré de ella, de aquellos niños humildes que te abrazaban con sus miradas, de las familias, de las maestras que hablaban con tanto compromiso y cariño de sus alumnos y dije ‘este es mi lugar’”.  

En la actualidad, Torres está a cargo de 338 alumnos desde inicial 4 a sexto, con el apoyo de un cuerpo académico compuesto por catorce maestros de aula, una maestra secretaria, una maestra itinerante, una profesora de educación física, otro de educación artística, tres de italiano, uno remoto de inglés y cuatro funcionarias no docentes.  

¿Cómo comenzó la rutina en la escuela bajo las nuevas normas de sanidad?  
Desde el primer día tuvimos una convocatoria alrededor del 80 %. Destaco el compromiso de las maestras que hacen un monitoreo permanente de la asistencia, conociendo cada día el motivo de las ausencias. Eso hace la diferencia para alumnos y familias: tu presencia importa. Si no estás queremos saber el motivo.  

En este momento los alumnos asisten dos veces a la semana, tres horas diarias como lo establece el protocolo, divididos en dos subgrupos, con excepción de los sextos años que está concurriendo todo el grupo los cuatro días para potenciar el egreso escolar.   

Esta iniciativa surgió de las propias maestras y con el apoyo de las familias. Se hizo una marcación exhaustiva del salón para garantizar el metro y medio entre alumnos, se enviaron fotos a las familias y se hizo la convocatoria. Ese esfuerzo se recompensó con una asistencia del 100% de los alumnos.  

También concurren los cuatro días un promedio de dos a cuatro alumnos por clase, que necesitan ser focalizados por diferentes motivos. En este aspecto los maestros hacen un gran trabajo aprovechando los encuentros presenciales con propuestas de calidad y proyectando las propuestas virtuales como una continuación de las presenciales. Atienden y potencian sus aprendizajes.   

Cada aula cumple estrictamente con las distancias estipuladas, así como los espacios de uso común. La idea siempre es cumplir con las normas sanitarias sin perder la alegría que debe impregnar una institución educativa.  

¿Qué desafíos generó el regreso a clases?  
El primer desafío fue pensar y organizar un retorno acordado entre ambas instituciones, ya que nuestra escuela comparte local escolar con la Escuela Nº 1, que funciona en la mañana. Hubo que reorganizar salones, acondicionar espacios, adaptar accesos y galerías y se elaboró un protocolo escolar para comunicárselo de manera amena y efectiva a las familias.   

A través de un blog, videos, audios y encuentros virtuales nos acercamos a través de la imagen y la palabra cargada de afecto en los hogares, para informar y abrir todos los canales de comunicación que las familias podían usar para contactarse y despejar dudas. Todo se encuentra en nuestro blog.  

¿Realizaron reuniones con otros centros de la región para acordar formas de adaptación a la nueva realidad de la enseñanza?  
Las reuniones virtuales fueron un excelente mecanismo de comunicación y optimización de los tiempos. Con el grupo de directores departamentales tuvimos encuentros con frecuencia en los que fuimos construyendo una forma de volver a la escuela, donde las ideas circularon con horizontalidad y donde las buenas ideas se replicaron.  

Estoy convencida profundamente de que este es el camino de mejora de las escuelas públicas: directores proactivos, con mentes abiertas, pensando y aprendiendo juntos. Quienes me conocen saben que tengo interés permanente en compartir lo que estoy haciendo y aprender de lo que hacen los demás. Para no perder nunca la mirada extranjera sobre nuestros haceres necesitamos trabajar con otros, para que nos ayuden a ver mejor y más lejos.  

En ese camino estamos. Nuestra escuela realizó un trabajo de recolección de evidencias de aprendizajes en julio y una replanificación curricular. Se tomaron como base los perfiles de egreso, se hizo foco en que las actividades presenciales fuesen potentes y apunten directamente al abordaje de esos contenidos.   

¿Qué reacciones tuvieron los chicos a la nueva realidad? ¿Alguna anécdota que se pueda compartir?  
Hace unos días un niño de sexto, mientras le hacía las preguntas del protocolo, me dice: “Tengo unas ganas, directora, de darle un abrazo que ni se imagina”. Los que amamos la escuela sabemos que esas son las cosas que nos llenan el alma y nos recargan de energía.  

Y qué decir de los pequeños de inicial, son un tesoro. Conocen las reglas y hasta se las recuerdan a las maestras. Verlos tan pequeños con sus barbijos, cumpliendo con el lavado de manos, pero sin perder su ternura, su inocencia, sus ganas de jugar... realmente emociona.  

¿Tomaron algún modelo internacional/nacional de referencia para el modelo de clases y adaptación?  
En este punto ha sido sumamente enriquecedor el aporte del Postgrado en Educación de la UM. Tener la oportunidad de participar de instancias de formación e intercambio con directivos de España, Finlandia y centros educativos de excelencia que tiene nuestro país, realmente abre la cabeza a cualquier directivo. Luego, cada uno conjuga esos aportes a su propia realidad, lo que es aplicable y lo que no, pero, sin dudas, se proyecta la gestión escolar con otra visión.  

¿Qué herramientas te brindó el postgrado durante los meses de enseñanza a distancia y para este momento de readaptación a lo presencial?  
Los profesores que conformar el equipo docente realmente son maravillosos. Su conformación y recorridos profesionales son muy diversos y eso brinda un abanico de miradas que nos aportan un nivel destacado.   

Esta fue mi segunda postulación y realmente aprovecho al máximo la oportunidad y devuelvo con trabajo y responsabilidad el privilegio de haber sido seleccionada con una beca completa.    

En esta etapa de suspensión de la presencialidad, el postgrado siguió sus cursos con normalidad, pero de forma online. Nos enseñaron a utilizar plataformas y potenciar herramientas digitales, además de que generaron instancias de formación en todos los aspectos: desde encuentros internacionales hasta intercambios sistemáticos entre pares. Sin lugar a dudas permitieron la circulación de saberes y conformaron una red de directores en todo el país pensando cómo hacer mejor su trabajo.   

 

Sobre el Postgrado en Educación: 

El título otorgado en el Postgrado en Educación de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Montevideo es la “Especialización en Liderazgo, Gestión e Innovación educativa”. Este programa de dos años, que comenzó en el 2017 y ya va por su tercera generación, tiene una duración de dos años y es 100% gratuito gracias al apoyo de la Fundación ReachingU y Fundación Beisso Fleurquin.