La experiencia Global Classroom
Global Classroom o COIL (Collaborative Online International Learning) es un proyecto en el que estudiantes de dos universidades interactúan y colaboran a través de la tecnología. La primera experiencia de Global Classroom de la Universidad de Montevideo fue entre la Universidad de Drexel (Philadelphia, Estados Unidos) y la Facultad de Ingeniería (FIUM) en el año 2016.
En 2020 se desarrolló una segunda experiencia, esta vez entre Drexel y la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía (FCEE). El proyecto se realizó a lo largo de cuatro semanas, entre setiembre y octubre, y consistió en trabajos grupales entre alumnos de las dos universidades a través de reportes, presentaciones y devoluciones. Esto permitió un contacto entre alumnos uruguayos y de otras nacionalidades, en un año de pandemia mundial.
Fue una instancia en la que estudiantes de la asignatura “Cross Cultural Business”, de la carrera de Negocios Internacionales, dieron a conocer la cultura uruguaya y aprendieron de otras culturas. La propuesta finalizó con el análisis de un producto para exportar al otro país y con una reflexión personal sobre la experiencia. En esta oportunidad, desde la UM, el encargado de llevar adelante el Global Classroom fue el profesor holandés Mattijn Heijne, que dicta clases en la FCEE. El grupo de Drexel estaba integrado por estudiantes de India, Nigeria, Trinidad y Tobago, Rusia, entre otras procedencias. En la siguiente entrevista, el profesor Mattijn Heijne cuenta la experiencia de trabajar con el programa Global Classroom, los beneficios para los alumnos de la UM y los desafíos que encontró.
¿Cómo se involucró en el proyecto?
Hace un tiempo asistí a un webinar organizado por la Universidad de Coventry (Inglaterra) sobre el concepto de Global Classroom y me interesó el tema, aunque no veía ningún vínculo para mis clases con esa universidad, por no tener una carrera de Negocios Internacionales.
Poco tiempo después, desde la Oficina de Relaciones Internacionales de la UM me consultaron si tenía interés en armar un proyecto COIL con Drexel. Entonces, empecé a interactuar con la profesora de Drexel que estaba involucrada en la solicitud y le expliqué el contenido de mi curso y de mis expectativas de un posible proyecto. En esa reunión, vimos una oportunidad para combinar el proyecto con material de mi curso y así armamos un programa entre las dos universidades.
Desde su experiencia, ¿cuáles cree que son las ventajas de este programa para los alumnos de la UM?
En la UM, los estudiantes del tercer y cuarto año de la carrera Negocios Internacionales cursan materias con estudiantes internacionales. Creo que estar en una clase donde se expresan distintos estilos de trabajo es una buena oportunidad de aprendizaje y de entender la idea de que no todos somos iguales.
Normalmente, en la clase de “Cross Cultural Business” participan entre un 30% y 40% de estudiantes internacionales que llegan a la UM. Sin embargo, este semestre, por la pandemia de COVID-19, no hubo oportunidad de que los estudiantes del tercer año se encontraran con los estudiantes internacionales. Para una materia en la que constantemente hablamos de las diferencias culturales es esencial que los alumnos se acostumbren a mover en un circuito internacional.
Por ese motivo, el proyecto Global Classroom era la única oportunidad para que estos alumnos se comunicaran con estudiantes del exterior. Drexel utiliza el Global Classroom para que sus mejores estudiantes aprendan de las culturas fuera de Estados Unidos. Cada semestre se organizan proyectos de Global Classroom e invitan a otros estudiantes para participar, no lo limitan a una clase de Cross Cultural Business o a la facultad de Economía.
¿Cuáles fueron algunos de los desafíos a los que se enfrentaron?
En primer lugar, hay que encontrar un socio que quiera y pueda liberar tiempo de sus clases para armar un proyecto así. En mi caso, tuve que sacrificar parte de mi materia para hacer lugar en las clases, para que los alumnos pudieran hacer las presentaciones grupales y para poder llevar a cabo las discusiones que surgían de esas presentaciones. En mi caso el programa de Global Classroom ayudó a compensar la falta de contacto con alumnos internacionales en la clase. En segundo lugar, las clases no eran sincronizadas. Yo tenía clases los lunes y Drexel los martes, por lo que hubo que intercambiar trabajos escritos y pocas reuniones virtuales entre los estudiantes.
Como profesor de la UM me sentí muy orgulloso de cómo mis estudiantes entendieron tan bien cuáles eran las expectativas de la tarea, y puedo admitir que superaron mis expectativas. Recientemente, Drexel nos invitó a repetir el proyecto en el primer semestre del 2021. En un futuro, me gustaría que el programa no sea solo para los estudiantes de la carrera Negocios Internacionales, sino que esté abierto también para estudiantes de todas las facultades de la UM que se destaquen en su trabajo académico y que sigamos la buena práctica de la Universidad de Drexel con su programa de honores.