Formarse como docente en tiempos de pandemia y tecnología

En el marco del Día del Maestro, la alumna de Magisterio Bilingüe Sofía Gil reflexiona sobre la “nueva normalidad”, el rol de los docentes y las competencias necesarias de los educadores del siglo XXI
Formarse como docente en tiempos de pandemia y tecnología

Con la Beca Educadores para el cambio del 80%, de la Facultad de Humanidades y Educación (FHUMyE) de la UM, Sofía María Gil comenzó a estudiar Magisterio Bilingüe en el 2018. En la actualidad está finalizando el cuarto año de la carrera y se desempeña como maestra de Inglés de nivel 2, con niños de entre cuatro y cinco años de edad, en el Colegio Preescolar Our Kids.  
 
“La formación académica de maestros en la UM es la que me pareció más completa”  
 
Al terminar la etapa liceal, Sofía decidió tomarse un año para descubrir su vocación y comenzar una carrera universitaria. En ese período comenzó a trabajar como auxiliar docente de Inglés en el centro educativo donde cursó estudios secundarios y fue en ese trabajo que descubrió lo que la apasionaba: la docencia.  
 
“Disfrutaba de compartir mi día a día con el grupo que me habían asignado y comenzó a interesarme mucho el área de educación. A finales de ese año, estaba segura de que había encontrado cuál era mi vocación. Fue en ese entonces que comencé a investigar, junto con mi madre, las diferentes opciones que existían para adentrarme en el área. En esa búsqueda, me encontré con la carrera de Magisterio Bilingüe de la UM”, explica Sofía. "Dentro de las opciones que se me presentaban, la formación académica de maestros en la UM es la que me pareció más completa. La carrera que ofrece la Universidad está habilitada por ANEP y, además, brinda la posibilidad de combinarla con la propuesta de inglés, lo que paralelamente enriquece la formación […] La Beca Educadores para el Cambio de la UM significaba una gran oportunidad. A finales de 2017, me otorgaron la beca y al año siguiente, con mucho entusiasmo, comencé mis estudios”, añade la alumna de FHUMyE.   

“Las prácticas docentes me brindaron el espacio para desarrollar mi vocación”  

Las prácticas docentes forman parte del plan de estudios de la carrera de Magisterio y Magisterio Bilingüe de la UM. De los cuatro años de formación académica, tres implican las prácticas dentro de diferentes centros educativos públicos. Sofía realizó sus prácticas en la Escuela N° 323 "Italia" Montevideo, en la Escuela Primaria Brasil N° 17 y está finalizando su práctica del último año en la Escuela N° 338 en el barrio Punta de Rieles.  

“Cada una de estas experiencias de práctica docente ha sido diferente y de cada una de ellas tengo muchas anécdotas para contar”, señala Sofía. “Todas han contribuido a mi formación y me permitieron ver de cerca la vida en el aula. Las prácticas docentes permiten que los estudiantes de Magisterio sean partícipes activos de los aprendizajes teóricos, llevándolos a la práctica en la interacción con los maestros titulares del grupo, con los contenidos curriculares y con los estudiantes […]  Las prácticas docentes me brindaron el espacio para desarrollar mi vocación y me otorgaron herramientas didácticas, pedagógicas y personales fundamentales para llevar a cabo la tarea. Si tuviera que definir estos años de práctica docente y formación académica, utilizaría los siguientes términos: determinación, valentía, empatía, seguridad, constancia, responsabilidad, compromiso y tolerancia”, compartió Sofía.  

Formarse como docente en tiempos de pandemia y tecnología

La virtualidad como un complemento de las clases presenciales  

Respecto a la “nueva normalidad” y clases virtuales que comenzaron en marzo del 2020, tras los primeros casos positivos de Covid-19 en Uruguay, Sofía explicó que “para los docentes y profesionales de la educación fue un cambio radical que significó un desafío, tanto a nivel profesional como personal. Esta nueva modalidad, implicó un cambio en la forma de planificar las clases, y este cambio no solo afectó al contenido; sino a las formas, propiamente dichas”.   

En el aula virtual, la mente es la que está mayormente involucrada. No hay cercanía física, por lo tanto, “depende de la creatividad del docente que ese estudiante permanezca conectado a la clase en línea y, además, realice las propuestas que se dispongan. Asimismo, participa activamente el núcleo familiar en el que esté el estudiante. Esta forma de trabajo requiere fundamentalmente el uso de diferentes recursos audiovisuales que se ofrecen: imágenes, video, presentaciones, música, foros, evaluaciones de un tema (a través de kahoot, por ejemplo)”, dijo la alumna de FHUMyE.  

“La virtualidad ha demostrado la importancia de la presencialidad para que la educación llegue a todos”  

Para Sofía, la presencialidad “juega un rol que hoy por hoy no tiene sustituto. Los estudiantes necesitan tener un elemento que le dé regularidad, que habilite un seguimiento, que implique una asistencia al centro, donde el maestro pueda llevar a cabo una enseñanza que va más allá de los contenidos curriculares. Los valores que enseñamos en la escuela, y el sostén que significamos para los niños, muchas veces no se recibe del propio entorno familiar. Los centros educativos son uno de los principales agentes de socialización, proveen de modelos y de valores que contribuyen a la interpretación del mundo y de la sociedad”, y agrega que “Indudablemente, la virtualidad ha llegado para incorporarse como un complemento de las clases presenciales. La capacitación docente en el área hará́ que la enseñanza en línea pueda usufructuarse más y mejor, complementando a la presencial, ayudando a los estudiantes a formarse y prepararse para la vida moderna, en donde la virtualidad es una realidad del día a día”.  

Formarse como docente en tiempos de pandemia y tecnología
 
Docentes del siglo XXI, amigos de las tecnologías digitales en el aula 

Para Sofía, el uso de las TICs en el salón de clase brinda la posibilidad de que los estudiantes obtengan experiencias de aprendizaje por medio de recursos y/o materiales formativos que, claro está, están bajo la supervisión y la guía del docente a cargo. El aula virtual puede estar dirigida a alcanzar diferentes fines, en base a ellos, ésta puede utilizarse como un anexo a la actividad del docente, es decir, como un recurso más utilizado por el maestro. También, puede tomar carácter de modelo, donde se combina el espacio del aula física con la virtual. En base a esto, el proceso de enseñanza y aprendizaje se desarrolla de manera mixta, relacionando así la virtualidad con la presencialidad.   
 
“A los docentes del siglo XXI se nos hace particularmente difícil no incorporar el uso de las tecnologías digitales en nuestra labor. Nuestros estudiantes se han desarrollado en el mundo de la tecnología y ese es el mundo que nos encontramos dentro del salón de clase. Incorporar las tecnologías digitales a nuestras prácticas no solo es innovador, interactivo y dinámico, también enriquece los procesos de enseñanza y aprendizaje a través del trabajo colaborativo generando así en los estudiantes mayor motivación, interés, comunicación y adaptación al trabajo en el aula”, reflexiona.  

Formarse como docente en tiempos de pandemia y tecnología

Capacidad de adaptación 

Un profesional de la educación debe caracterizarse por ser autocrítico, capaz de autoevaluarse, cuestionar, modificar y repensar sus prácticas con el fin de poder contemplar los intereses, necesidades, facilidades y dificultades de todo el estudiantado. Para ello, afirma Sofía, “es sumamente importante que nosotros, los docentes, seamos capaces de adaptarnos a los cambios que ocurren a nivel social y cultural, ya que inevitablemente impactan en nuestro trabajo y, en consecuencia, tenemos que modificar la manera de enfrentarnos a nuestro grupo de estudiantes. Es esencial que estemos en la constante búsqueda e implementación de diferentes recursos, estrategias y metodologías que favorezcan nuestros objetivos para con los procesos de enseñanza y aprendizaje en el mundo hoy.  La capacitación continua contribuye en este aspecto a nuestra formación académica y nuestro actuar dentro del aula”.   

A su vez, la alumna señala que un profesional de la educación debe ser capaz de tomar decisiones y resolver los obstáculos inesperados que pueden generarse dentro del aula; a través de la creatividad, la empatía, la paciencia y la comprensión. “Debemos tener una actitud abierta para el trabajo en conjunto y en equipo, compartir nuestras ideas con otros y nutrirlas con las de los demás y viceversa; es uno de los aspectos más gratificantes de nuestra profesión. El docente enriquece su trabajo cuando lo hace en conjunto y cuando sabe pedir auxilio”, sostiene Sofía.  

Por último, sostiene que el profesional de la educación debe estar comprometido con su tarea y su grupo de estudiantes, ya que “ocupa un rol primordial a nivel social contribuyendo a la formación de ciudadanos críticos, responsables, respetuosos, solidarios y autónomos. Los ciudadanos uruguayos del mañana son esas generaciones que aún se encuentran en la escuela”.