Estudiante fue seleccionada para programa de inclusión social y económica en EEUU
24 universitarios de 21 países fueron seleccionados por Georgetown University y becados por Banco Santander para participar del Summer Workshop in Social Innovation and Financial Inclusion in the Digital Age, que tendrá lugar del 29 de julio al 9 de agosto. La beca incluye la matrícula y cursos de la universidad y el alojamiento. En Uruguay, la única estudiante seleccionada para participar del encuentro fue Agustina Péculo, alumna de Dirección y Administración de Empresas y del Diploma en Data Analysis de la UM.
Agustina contó que, al recibir un e-mail de su bedelía con la propuesta del programa, decidió postularse principalmente por dos razones: el tema del workshop y la experiencia multidisciplinaria e internacional. La actividad ofrece a los alumnos clases y prácticas sobre inclusión social y económica junto a investigadores y profesionales con experiencia. Además, los estudiantes trabajarán en la creación de soluciones para problemas sociales. Luego de su reciente intercambio académico a Madrid, la estudiante de la UM contestó la siguiente entrevista:
¿Qué expectativas tenés del programa?
Espero formarme en lo que respecta a innovación e inclusión social y económica. Lo que sé hoy es lo que aprendí en años de voluntariado y en algún que otro curso. También quiero inspirarme y conocer las últimas tendencias en políticas y modelos de negocios que brindan soluciones reales, y así crear en equipo una respuesta aplicable a un problema determinado. Además, me gustaría conocer los desafíos de otros países, para tener diferentes perspectivas. Estando de intercambio en Madrid, me di cuenta de que es muy relevante el tema de los inmigrantes: algo que en Uruguay recién se está empezando a vivir ahora.
Uno de los requisitos para aplicar al programa era elaborar un texto en el que hablaras sobre un desafío vinculado a la inclusión social y propusieras una solución. ¿Cuál fue tu planteo y propuesta?
Hablé sobre una experiencia que tuve en la ONG “Por los niños uruguayos”, donde fui voluntaria en el proyecto de realfabetización de adultos, ya que también ofrece planes para jóvenes y adultos. En esta propuesta, los adultos que no finalizaron sus estudios primarios pueden profundizar en temas de la escuela, de una forma muy personalizada, según las necesidades e intereses de cada uno. Como los voluntarios estudian y los beneficiarios trabajan, es difícil hacer compatibles los horarios. Este problema ocasiona que el alcance del proyecto sea menor. Frente a esta situación, propuse la idea de hacer clases virtuales, por videollamadas. En una cartelera, los voluntarios ofrecen sus horarios y los adultos eligen. Es una solución bastante simple y con tecnología con la que todos los involucrados están familiarizados. Además, se puede evaluar su viabilidad de forma fácil y a un costo bajo.
El programa está vinculado a la inclusión social y económica. ¿Te gustaría perfilar tu carrera hacia esta área? ¿De qué forma?
Me gustaría darle un encare social a mi carrera: a través del desarrollo de un negocio que busque solucionar un problema social o de un negocio que en sus procesos mejore alguna situación de vulnerabilidad. Más allá de qué rumbo tome mi carrera, creo que este tema es parte de mi personalidad, por lo que siempre voy a darle una vuelta a lo que haga para que aporte de alguna forma a algún problema social o de inclusión económica.
¿Qué rol te parece que juegan la academia y los profesionales en la mejora de los problemas sociales?
En el intento de mejorar un problema social entiendo que hay tres grandes procesos. El primero, es la creación teórica de la solución; el segundo, su aplicación; y el tercero, su evaluación, que probablemente lleve nuevamente al primer proceso. En este marco, me parece que la academia y los profesionales juegan un rol muy importante, principalmente en el primer y tercer proceso.
¿Cómo fue la experiencia de intercambio en Madrid?
Fue una experiencia de puro aprendizaje, tanto a nivel académico como personal. El vivir por cuatro meses en Madrid me dio la oportunidad de conocer su cultura y la forma de vida de sus ciudadanos de primera mano. Me hizo pensar mucho y reflexionar cada situación en la que veía que hacían las cosas diferentes y les funcionaban. Madrid es una ciudad que vibra, está activa todo el tiempo, siempre hay cosas divertidas para hacer. Además, al ser bastante cosmopolita, tiene una gran mezcla de culturas, lo que suma a la variedad de propuestas.