Una semana de periodismo en Panamá
Cracovia, 31 de julio de 2016. Frente a casi tres millones de jóvenes, entre los que había algunos estudiantes de la UM, el Papa Francisco anunció el destino de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ): Panamá. En ese momento, Sebastián Sansón cursaba primer año de Comunicación en la UM y no se imaginó viajar al país que une al Atlántico con el Pacífico. Sin embargo, sus planes cambiaron en noviembre de 2018. Gracias a una invitación del obispo de su ciudad, Mons. Heriberto Bodeant, viajó a Quito para un evento de la Asociación Latinoamericana y Caribeña de Comunicación. La organización le ofreció una oportunidad que no se esperaba: participar en la JMJ en Panamá como periodista voluntario. Así, se sumó, a finales de enero de este año, al encuentro de jóvenes católicos más grande del mundo con el Papa.
El plan de la organización para los voluntarios era el siguiente: por las mañanas compartían experiencias sobre proyectos de comunicación en los que cada uno había participado a raíz del encuentro en Quito y, por las tardes, trabajaban como periodistas en el área que eligieran: radio, televisión o redes sociales. Así, las aulas del colegio Panamá School —ubicado muy cerca de la cinta costera, lugar de tres de los eventos principales de la JMJ— se convirtieron por unos días en estudios de radio y televisión. Otra posibilidad de elección era el idioma, dentro de los cinco oficiales de la jornada. Sebastián eligió transmitir por radio —medio al que le gustaría dedicarse en su futuro como periodista— y en francés.
La primera foto debajo del texto ilustra varias de sus horas durante la JMJ y la internacionalidad del evento. Junto a un periodista togolés, habló para los 1.500 peregrinos de habla francesa y para los que hablan el mismo idioma y vivieron la jornada desde sus casas. En relación a su compañero de locución, contó: “Conmigo se comunicaba en francés, pero, en las pausas, hablaba en su dialecto, que para mí era incomprensible. Era increíble porque no nos unía nada culturalmente, solo la fe y el periodismo”.
El estudiante de Facultad de Comunicación (FCOM) relató que el ritmo de la jornada era intenso. Le impactó la cantidad de actividades organizadas en torno a la JMJ y confesó que fue difícil madrugar, dormir en el piso, las distancias largas y renunciar a algunos días de estudio antes de exámenes. Sin embargo, la experiencia como periodista y algunos eventos —en especial la vigilia el sábado en la noche y la misa “de envío” del domingo— le confirmaron que el esfuerzo valía la pena: “Fue impactante ver que éramos tantos y todos estábamos unidos por lo mismo”.
Sobre el perfil comunicador del Papa Francisco, Sansón, que este año cursa su último año de carrera, indicó: “Me encanta, además de su sencillez, cómo comunica lo mismo que la Iglesia ha venido transmitiendo desde su fundación con un lenguaje tan llano. Habla para los que conocen y para los que no y, en concreto, ha hecho mucho por tender puentes con otras religiones. Habla muchísimo con lo que dice, con lo que no dice y con los gestos. Como estudiante de Comunicación creo que puedo aprender mucho de él”.
El alumno de FCOM relató también que, a raíz de un proyecto que surgió en una asignatura, colabora desde finales de 2017 como voluntario de comunicación en el Cottolengo Femenino Don Orione, en donde gestiona las redes sociales. En sus palabras en Panamá, el Papa insistió —al igual que otras veces— en la necesidad de llegar a los más débiles de la sociedad. Sobre esta idea de Francisco y en relación a su trabajo en la organización católica que asiste a cerca de 100 mujeres, Sansón afirmó: “Ayudar con la comunicación del cottolengo me conecta con una realidad de historias de mucho sufrimiento. Es un ejemplo concreto de cómo la comunicación ayuda a dar visibilidad a una obra que hace tanto bien a la sociedad. Creo que en la Iglesia se puede hacer mucho desde la comunicación: desde una comunicación más enfocada en la persona que en la estructura”.