Carolina Sosa
Carolina Sosa ingresó a la Universidad de Montevideo (UM) en 2009 con una Beca a la Excelencia para estudiar en la Facultad de Comunicación (FCOM), con énfasis en el área audiovisual.
Un año después de entrar a la UM, hizo su primera pasantía en el área de producción audiovisual en la Embajada de EEUU. En 2011, comenzó a trabajar freelance para productoras de publicidad. Durante este período recorrió los roles de asistente de vídeo, loader, asistente de producción, operadora de cámara de castings y trabajó en backstages. Trabajó —entre otras— en productoras como Kafka Films, Pardelión Films y Ruta Visual.
En 2013, dirigió la primera muestra de cine para ciegos y sordos en Uruguay, Okurelo Cine. La iniciativa surgió a partir del proyecto de fin de carrera, que realizó junto a dos compañeras más. Una de ellas, Evelyn Orlovitz, fue la productora de la muestra.
Okurelo Cine fue la razón de que la invitaran a trabajar en CinemaFest 2014, un festival de cine internacional que se realizó ese año en San Luis Potosí, México. Viajó a ese país y dirigió el área de cine accesible: adaptó dos películas mexicanas para ciegos y sordos.
Carolina contó que tiene un hermano —también becado en la UM— quien, gracias a sus buenas notas, pudo viajar a otros países a estudiar.
“Yo vi su ejemplo y quise hacer lo mismo. Por eso, desde que entré a la universidad, sabía que quería estudiar un postgrado en otro país, entendía que mi madre no me lo iba a poder pagar y que para lograrlo iba a tener que hacerlo por mi cuenta”, relató.
“Descubrí que estudiar no sólo te permite desarrollarte como ciudadano, entender mejor el mundo, sino que también —si estudiás mucho— otros te pueden dar la oportunidad para conseguir tus sueños”, expresó.
Carolina conoció la beca Fulbright en el primer año de facultad. Tenía claro que para poder aplicar necesitaba buenas notas. Gracias a su escolaridad en el camino ganó otras becas.
En 2009, ganó la beca SUSI del Departamento de Estado de EEUU. En 2010, fue seleccionada para ir a Paraguay a representar a Uruguay en la Red Vanguardia Internacional. En este encuentro, cientos de jóvenes de Iberoamérica redactan un acta de recomendaciones que se entrega en la cumbre de Jefes de Estado de Iberoamérica. En 2012, la UM le entregó —junto a otros estudiantes— la beca Movilidad Mercosur, con la que estudió el último semestre de la carrera en la Universidad Nacional de San Juan, en Argentina.
Rumbo a Los Ángeles
Cuando terminó la carrera, comenzó la exigente tarea de aplicar a Fulbright. Ganó la beca y voló el 23 de setiembre a Los Ángeles (LA). Al día siguiente de llegar a la ciudad de la alfombra roja y los flashes, empezó una semana de orientación en la universidad y, posteriormente, las clases, el 1º de octubre. La maestría tiene dos años de duración.
En la New York Film Academy (NYFA) el cronograma es muy exigente. Varias horas de clase por día más deberes y rodajes. Sus compañeros de clase son tres estudiantes chinos, una holandesa, un árabe y un estadounidense.
Algunos días las filmaciones son en Universal Studios (foto que aparece en portada), que tiene un convenio con la NYFA. Además, la universidad está al lado de los estudios Warner Brothers y muchas veces tienen presentaciones en ese lugar.
“Lo bueno de estudiar en LA es que la universidad te da la posibilidad de participar en muchos eventos de cine y estar en contacto con personas de la industria. Lo que más valoro hasta ahora, además del acceso a herramientas técnicas (la NYFA, por ejemplo, tiene el mayor stock de cámaras Red Epic en todo EEUU), es la posibilidad de ir a charlas con genios del cine”. Afirmó que una charla con Brett Ratner, productor de cerca de 55 películas y director de casi 30, como Rush Hour y X-men, le “cambió la vida”.
“El cine documental, a diferencia de la ficción, se basa puramente en la realidad. Para mí el mundo real es mucho más extraño y fantástico que el mundo narrativo. Y ver a una persona llorar o reír por algo verdadero es mucho más emotivo que ver a un actor representando una escena. No me malinterpretes, amo la ficción, pero si tengo que elegir a qué dedicar mi humilde talento, prefiero que sea en algo que tenga un fin social. Creo en el valor del lenguaje audiovisual como herramienta de cambio y más en esta era de comunicación a través de las redes sociales”.
Carolina explicó que un ejemplo de esto es Facebook Stories. Aseguró que un documental puede generar “un gran impacto y fomentar un cambio”. “En este mundo hay millones de historias reales que merecen ser contadas por su potencial de inspiración o por su necesidad de reclamo”, concluyó.
La egresada de Comunicación relató que después de terminar la maestría, le gustaría trabajar en algún canal como National Geographic. Planea seguir aplicando a otras becas porque “nunca hay que dejar de estudiar” y continuará viajando “buscando historias que contar”.
Nota realizada en noviembre de 2015.