Periodismo y gastronomía
Lucía Pastor pertenece a la generación 2009 de la Facultad de Comunicación de la UM (FCOM). Le interesó el Periodismo principalmente por ser una carrera en constante cambio y actualización. Al terminar la licenciatura, trabajó durante tres años en Wild Fi, una agencia digital que considera como la experiencia profesional que más le permitió crecer y aprender sobre el tema. Comenzó como Community Manager, siguió como Social Manager y terminó como Ejecutiva de Cuentas. “Un lugar que valore tu crecimiento y te permita ir escalando posiciones es súper necesario cuando recién estás arrancando. Allí aprendí de publicidad digital, cómo manejar las redes sociales, trabajé la creatividad y el ida y vuelta con los clientes”, explicó Lucía.
En 2017 decidió buscar otra oportunidad con desafíos, así que ingresó en el Colegio de Contadores, Economistas y Administradores del Uruguay para llevar adelante la comunicación y difusión del proyecto Unificación de planilla de trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) con los registros del BPS.
En la siguiente entrevista habla sobre su actual trabajo como coordinadora editorial y redactora de Alacarta, una revista de gastronomía, vinos y buen vivir, líder en Paraguay, publicada por Dervish Editorial.
¿En qué consiste tu trabajo en la revista Alacarta?
Mi principal tarea es coordinar y hacerle seguimiento a cada una de las producciones y notas que componen el contenido editorial de cada edición. Me contacto con las partes involucradas (redactor, chef, sommelier, productor y fotógrafa) y agendo las producciones de acuerdo a las necesidades. En las notas de tapa (la nota principal) siempre intentamos resaltar la relación productor-cocinero para mostrar el proceso de ese producto antes de llegar al plato. Para esto debo contactarme con las granjas, los feriantes o los productores y transmitirles la idea para que quieran colaborar con nosotros. Además de coordinadora, soy redactora de la sección “Cocinero”, en la que realizo entrevistas a chefs destacados a nivel internacional.
Si bien la tarea de editar -propiamente dicho- le corresponde al editor, también es mi responsabilidad leer y dar el visto bueno a todos los contenidos. Reviso las notas cuando las recibo, corrijo a medida que se diagrama la revista y, sí o sí, debo mirar todo antes de que el material entre en la imprenta.
También colaboro en los reportajes escritos -algunos para web, otros para la gráfica- que responden a lanzamientos de vinos en el mercado, nuevos menús en restaurantes o ferias de vino o gastronómicas. Para ello debo asistir al evento y vivir la experiencia de primera mano. Normalmente vienen los enólogos, propietarios de las bodegas y sommelier, por lo que también aprovecho la instancia para entrevistarlos. Cuando la nota es para web le damos difusión en redes sociales. Somos una revista impresa, pero sabemos y entendemos que debemos estar en el formato digital para alcanzar un público mayor.
¿Cómo surgió la posibilidad de obtener este puesto?
Llegué el 2 de enero de 2018 a Asunción con una gran desventaja: no conocía a nadie ni sabía por dónde empezar a buscar trabajo, pero tres semanas después me sumé a Alacarta. Luego de trabajar tantos años en digital, me sedujo la idea de involucrarme en un mundo nuevo para mí como lo era una revista impresa, con sus tiempos y cuestiones.
Alacarta surgió en 2005, ¿qué ha cambiado desde ese momento a la actualidad?
Son más de diez años, ha cambiado y crecido muchísimo, en todo sentido. Imaginate cómo era el impreso, las tapas y los diseños de la revista en 2005 y fijate cómo son ahora. Es una revista muy bien posicionada en Paraguay que se ganó la confianza de muchos restaurantes, cocineros y sommeliers. Es un placer trabajar en un medio muy querido por los profesionales. Ellos quieren colaborar con nosotros y eso nos ayuda a seguir creciendo. Ni que hablar que Alacarta también se embarcó en el mundo digital, generando contenido especial para las redes. Tenemos que estar ahí para llegarle a la gente más joven. Se podría decir que la revista es un material de colección, y que la compran aquellos que todavía valoran la experiencia del impreso.
¿Cuál es la periodicidad de publicación? ¿Dónde la distribuyen?
Tenemos un tiraje de 3.000 y se podría decir que es una revista mensual, pero nuestro objetivo es publicar diez ediciones al año, en lugar de doce. Somos una revista exclusiva que se puede comprar en locales puntuales y en supermercados gourmet. Tiene un costo de G 30.000, aproximadamente cinco dólares.
¿Hay un público lector de revistas sobre estos temas? ¿Qué características tiene?
Apuntamos a un público conocedor, inteligente, que consuma los productos premium a los que estamos asociados. La revista impresa, por el rumbo lógico que va tomando la sociedad, apunta a un público de mayor rango etario, personas que aún valoran la experiencia de leer en papel y que quieren tener la revista como material de colección. A nivel digital ampliamos nuestro público y le llegamos a los más jóvenes. Hay muchas personas interesadas en aprender recetas o que ven una foto de un plato tentador y quieren hacerlo en sus casas.
¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrenta un coordinador de este tipo de medios?
Lo más difícil es lograr que los colaboradores te entreguen los textos en tiempo y forma. Para la revista escriben cocineros, licenciados en marketing, sommeliers, creativos y periodistas.
También es complicado, a veces, coordinar una producción teniendo en cuenta la disponibilidad de cada uno de los integrantes del equipo. En una producción participan la fotógrafa, su asistente, la productora, el encargado de digital, el cocinero, el redactor, el director creativo y el cámara de video.
¿Cuáles son las características principales de una revista de gastronomía? ¿Qué hay que tener en cuenta para su producción?
Lo más importante es mostrar que existe una gran variedad de opciones. Paraguay tiene un gran sentimiento de pertenencia con su comida y productos locales, pero tenemos que mostrar más allá de eso, aprovechar la gran variedad de restaurantes que hay en el país. Ni que hablar que debemos tener en cuenta también los diferentes públicos que nos leen, considerar opciones veganas y gluten-free es importantísimo. Tenemos mucho contenido de vino, pero también incluimos espumantes, cervezas y destilados.
Nuestro desafío es darle fuerza a la relación productor-cocinero mostrando el proceso que sigue un producto antes de terminar en el plato de un restaurante. Siempre hay una historia que contar, lo difícil -y atractivo- es encontrarla y saber cómo contarla. Nosotros hacemos todas nuestras fotos. El trabajo de producción es importantísimo. Una preparación puede ser excelente, pero si no tenemos los elementos necesarios para que esa foto sea única, quizá el trabajo del cocinero haya sido en vano.
¿En qué situación se encuentra la gastronomía en Paraguay?
Está en un momento de crecimiento increíble. Constantemente están abriendo locales nuevos con propuestas interesantes. Es un país que se identifica muchísimo con la gastronomía local, tienen platos típicos que no importa el estatus social, todos los consumen, les encanta y eso impresiona. Me refiero al chipa guasú, sopa paraguaya, mandioca, vorí-vorí o empanadas con pan. Hay restaurantes que, utilizando técnicas modernas, ofrecen su propia versión de preparaciones con ingredientes autóctonos. Además, hay un montón de restaurantes con comida oriental, italiana, mexicana, peruana, coreana y española. En Asunción se come muy bien, hay variedad y lo mejor de todo es que los precios no son elevados.
¿Qué es lo que más disfrutás de tu trabajo?
Es un trabajo dinámico y entretenido. Cada revista es única, cambian los temas y van rotando los colaboradores y cocineros. Aprendo muchísimo de cada edición, las notas de tapa son sumamente enriquecedoras, investigo sobre cocineros y nuevas tendencias en la gastronomía, aprendo y disfruto mucho de ir a cenas maridajes y a eventos.