“Ser artista hoy y en Uruguay requiere de una gestión integral de tu trabajo”
Florencia Núñez cuenta que siempre tuvo música en su vida, le gustó cantar y formó parte de coros en la escuela y el liceo de Rocha, su ciudad natal. Hoy, con una reconocida carrera como cantautora uruguaya y dos Graffiti, fue convocada para formar parte del proyecto del Ministerio de Educación y Cultura en homenaje a Amalia de la Vega, cantautora uruguaya del siglo XX.
En la siguiente entrevista Núñez cuenta su participación en este proyecto, habla de su carrera musical y del vínculo que encuentra entre la música y la comunicación.
¿Cómo fue que te convocaron para formar parte del homenaje a la cantautora uruguaya Amalia de la Vega (1919-2000)?
A fines de 2018 me contactó el equipo de producción del proyecto (Federico Lima, Nicolás Demczylo y Fabrizio Rossi) para hacerme la propuesta. En primer lugar, querían saber si estaba afín al proyecto y luego ya conocer qué pensaba de la canción, ya que eligieron a la intérprete según el tema.
Me tocó cantar “La Historia del Tacuarí”, una canción preciosa. Me alegró mucho que desde la Dirección Nacional de Cultura (DNC) del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) quisieran homenajear y reivindicar de alguna forma la figura de Amalia de la Vega. Su discografía es valiosísima pero, por alguna razón, su obra no trascendió ni llegó a nuestro tiempo, al menos no masivamente como sí sucedió con Zitarrosa, por ejemplo.
¿Ya conocías los trabajos de la cantautora? ¿Cómo viviste la participación en el proyecto?
Sí, ya conocía su trabajo y también la importancia que tuvo su obra para la escena de la música popular femenina; de hecho, Amalia de la Vega es el primer mojón que conocemos -digamos- del siglo XX en nuestro país. Es cierto que sobre todo la primera mitad del siglo XX se trató de hombres haciendo música, en general trayendo mucha influencia del folklore argentino. Y es entonces, Amalia de la Vega, la primera representante femenina en un mundo de hombres tocando, componiendo y grabando canciones.
Lo viví con mucha alegría, con seriedad y compromiso, pero también con agradecimiento porque creo que nuestra generación tiene un debe importante con la compositora y cantante melense.
En agosto del año pasado (2018) obtuviste un Premio Graffiti de la música uruguaya en la categoría “Compositor del año”, y te convertiste en la primera mujer en ganar ese premio en la historia de esta premiación. ¿Qué significó para ti?
Lo recibí con alegría, sentí que de esa forma estaba abriendo el camino a las demás mujeres, al menos simbólicamente, y también agradeciendo y reconociendo el trabajo y la obra de las mujeres que me anteceden. Nadie se hace de la nada entonces me parece importante contextualizarse, mirar al costado y agradecer a nuestros pares.
Es ciento que es un premio, es subjetivo y es el sentir de algunas personas vinculadas a la industria musical de nuestro país que pese a ser chico en población es grande en cantidad de producción discográficaero de igual modo me alegra saberme querida y respetada por el medio.
En varias oportunidades te has definido como “hacedora de canciones” … ¿Cómo definirías el proceso creativo de hacer canciones?
Hay algo con el hecho de hacer canciones que es -al menos en mi experiencia- muy inconsciente. De alguna forma la canción te elige. En mi caso es algo muy personal, es un proceso internouchas veces te toma por sorpresa y hay que estar atento a recibirlo en el momento justo. Es estar en contacto con algo muy íntimo, con una semilla germinando, que se moldea y se trabaja pero que si tiene suerte y sale bien puede transformarse en algo grande (o no) y con significado para otras personas.
Creo que hay una parte muy importante que es la de ser fiel a uno mismo, porque así luego podrá empatizar con los demás más fácilmente. Quizá esta máxima sí aplique para todos los productos de comunicación. La autenticidad es una característica que creo yo hace todo más natural.
¿Cómo recuerdas tu etapa de estudiante en la Facultad de Comunicación de la UM y qué relación ves entre la música y la comunicación?
Recuerdo esa época con mucho cariño, guardo muy lindos recuerdos de los años universitarios onocí personas con las que conservo el vínculo hasta hoy. Leí muchísima literatura (cosa que agradezco a diario), aprendí a escribir, ejercité la escritura y la creatividad. Sin dudas siento que la carrera me ayudó a afinar la pluma, por decirlo de algún modo. Adquirí valores estéticos y herramientas con las que trabajo a diario.
Ser artista hoy y en Uruguay requiere de una gestión integral de tu trabajo. Hay que estar parado en muchas instancias de la cadena de producción y entender de diversas materias. Yo siento que aplico la comunicación a diario, cuando utilizo las redes sociales, cuando pienso un proyecto que vincula algo más además de lo musical, cuando me presento a un fondo. Son muchas las instancias en las que el trabajo te desafía y eso es muy motivador.
Quizá por deformación profesional creo que absolutamente todo comunica. En la música, en una carrera artística, estamos muy expuestos al otro, ofrecemos una actividad que es pública y, por ende, todo lo que hagamos va a estar mediado por la comunicación. Supongo que está en cada uno lograr una comunicación exitosa.
Fotografías de Matilde Campodónico y Alfonso Montañez.